viernes, 30 de octubre de 2020

Esas gigantes torres



Los habitantes de Espino ven pasar sobre sus casas y patios un tendido eléctrico de alta tensión. Tener ante sí las torres, cual gigantes quijotescos, durante siete o catorce días de apagón, por ejemplo, no deja de ser irónico, pues se sabe que esas largas guayas conducen potentes cantidades de energía eléctrica hacia Caicara del Orinoco y más allá, sin dejar un solo vatio en el pueblo.


San Gerónimo, una de las principales subestaciones eléctricas de Venezuela, ubicada a escasos cincuenta kilómetros de distancia, justo en el eje carretero que une a Espino con el resto del país, recibe el mega fluido eléctrico desde el Guri, para distribuirlo hacia el centro occidente del territorio nacional, incluyendo a la parroquia Espino.


Del mismo entramado que surge de San Gerónimo, parte una línea de postes paralela a la carretera La Malquerida - Espino. Esta línea, a simple vista mucho menos poderosa que la hilera de torres, más bien debería electrificar caseríos y fincas desde la capital parroquial, teniendo como base una subestación ubicada en la propia población de Espino, donde por cierto, ya se había invertido en una estructura destinada a cumplir dicha función, obra que según parece quedó inconclusa. Contando con la línea de alta tensión, podría llevarse electricidad hasta Parmana, donde a la fecha, finales de octubre 2020, suman siete meses sin poder encender su planta diesel, la única fuente de energía que poseen. 



Así mismo, la pobre señal móvil -poco a poco recuperándose tras meses de ausencia-, que brinda acceso a Internet a todos aquellos privilegiados poseedores de equipos para conectarse -en tiempos que no cualquiera tiene un teléfono inteligente-, es una especie de chorrito de agua comparado con el río de datos que podría bajar con fuerza, a través del cable de fibra óptica instalado desde hace varios años en el tendido de las mismas torres enormes, directo hasta las computadoras de cualquiera en sus casas, negocios, aulas de clase y demás instituciones. 


La electricidad fluida y segura, comparable a la que se brinda en la ciudad de Valle de la Pascua, permitiría, por ejemplo, fortalecer al sector cárnico, con la incorporación de frigoríficos mayoristas. Así mismo, la conexión a Internet de banda ancha, haría viable la inauguración de la primera agencia bancaria, en medio de una situación donde ante la ausencia de efectivo y puntos de venta electrónicos, se hace sumamente complicado el intercambio comercial en general, comenzando con el pago a los pequeños productores agrícolas de la zona, que se ven obligados a realizar trueques con los comerciantes, muchas veces poco convenientes para ambas partes.

Todo lo anterior, sin mencionar los beneficios obvios para una población cuya atención pública es de complejo sostenimiento y consolidación, debido a su escasa representatividad poblacional. Es decir, Espino, aunque es un lugar productivo y estratégico, tiene muy poca población y está relativamente aislado, por lo que mejorando sus posibilidades de conexión en el más amplio sentido del término, se podría apostar a una gran transformación, cuando se le brinde acceso al mundo, de manera fluida, confiable y permanente, a una comunidad hasta ahora sumida en una profunda desconexión.

Hace pocas semanas se activó una cuadrilla local de Corpoelec, con la participación del señor Raúl Díaz, experto en la materia, aunque ya jubilado de dicha corporación. No deja de ser positiva esta solución, con la puesta a disposición de una grúa para un trabajo más eficiente y seguro. Sin embargo, aunque quien suscribe no es experto en la materia, es válido considerar que la alternativa permanente se encuentra en el tendido de alta tensión y su aprovechamiento local, sobre todo mirando a futuro, haciendo énfasis en la atracción de inversiones privadas.



Pensando especialmente en las generaciones más jóvenes, no hay que hacer mayor esfuerzo para justificar la solicitud ante los organismos pertinentes, de resolver situaciones evitables, rumbo al año 2021, tomando en cuenta la autopista de electricidad y datos que surca sus inmediaciones entre torres, que seguro para Don Quijote serían grandes gigantes amarrados entre sí.

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